En la agonía de los días venideros,
revelabas a tus fieles la maravilla de las letanías.
Un escondrijo llevadero,
cargado de sollozos por doquier.
El milagro que vislumbras,
era enigma a la armonía de las ciencias.
Vistazos en el ángelus itinerante,
te refugiabas en las manos del hado celeste.
Las fe incomvovible tambaleaba a destiempo.
Cada uno en su desesperanza reflexiva,
se hacía vidente de la negrura de Occidente.
Aferrada a la vida hacía gala de tu sonrisa de miel y canela.
Con cánticos permanecías puesta de pie en la resurrección de un domingo de Pascua.
(2006)
revelabas a tus fieles la maravilla de las letanías.
Un escondrijo llevadero,
cargado de sollozos por doquier.
El milagro que vislumbras,
era enigma a la armonía de las ciencias.
Vistazos en el ángelus itinerante,
te refugiabas en las manos del hado celeste.
Las fe incomvovible tambaleaba a destiempo.
Cada uno en su desesperanza reflexiva,
se hacía vidente de la negrura de Occidente.
Aferrada a la vida hacía gala de tu sonrisa de miel y canela.
Con cánticos permanecías puesta de pie en la resurrección de un domingo de Pascua.
(2006)
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